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Descripción general de las estrategias de tratamiento del glioma

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El tratamiento del glioma se individualiza para cada paciente según los síntomas clínicos y los hallazgos por imágenes. Puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia, tratamiento médico y observación; a menudo implica una combinación de estos. La elección del tratamiento puede ser un desafío en los casos en que el tumor se detecta de manera incidental debido a una afección diferente o cuando el paciente es asintomático. Antes de tomar la decisión del tratamiento, se consideran múltiples factores como las características del paciente y del tumor.

La cirugía para extirpar la mayor cantidad de tumor de manera segura es el primer paso en la mayoría de los tipos de gliomas. La radioterapia se usa después de la cirugía, especialmente para tratar gliomas de alto grado. La quimioterapia se puede considerar junto con otras modalidades de tratamiento para optimizar los resultados. Cuando se selecciona la observación, el seguimiento minucioso por imágenes es fundamental. Los pacientes con gliomas se benefician enormemente de un equipo multidisciplinario que los guíe y siga su manejo.

Cirugía

La cirugía es la opción de tratamiento inicial más común en pacientes con un glioma recién diagnosticado (Figura 1). Se anima a los pacientes a familiarizarse con sus opciones de tratamiento y los riesgos/beneficios del abordaje quirúrgico. Se recomienda un equipo multidisciplinario de especialistas con historial de resultados favorables para lograr los mejores resultados.

La jornada de la cirugía se planifica estratégicamente con la implicación de diferentes profesionales sanitarios. Cada caso es único. Por tanto, la duración del procedimiento es variable. Las cirugías pueden parecer interminables para los familiares de los pacientes; los circulantes de enfermería ofrecen actualizaciones. Las complicaciones quirúrgicas son poco comunes pero pueden ocurrir antes, durante o después de la cirugía.

Los neurocirujanos reciben amplios años de formación para estar preparados para afrontar cualquier dificultad inesperada. Antes del procedimiento, los riesgos están relacionados con la anestesia). La extracción del tumor puede provocar una pérdida de sangre e hinchazón inesperadas. Después de la cirugía, el equipo sanitario sigue y observa al paciente para evitar complicaciones durante la hospitalización.

La calidad de vida y el tiempo de recuperación es único para cada paciente. Puede llevar días o semanas. El regreso a las actividades de la vida habitual se produce de forma gradual, pero suele ser posible dentro de los primeros 2 meses después de la operación. Las actividades extenuantes son las últimas en incorporarse y normalmente se realizan hacia el tercer mes.

Es importante destacar que los gliomas pueden reaparecer y volver a crecer cerca del sitio donde aparecieron originalmente. Es más probable que vuelvan a crecer en los casos en que el tumor no se extirpó por completo durante la cirugía. Los efectos secundarios a largo plazo del tratamiento dependen principalmente del tamaño y la ubicación de la extirpación del tumor.

Los pacientes pueden experimentar cambios emocionales, de personalidad, cognitivos y funcionales. Las causas subyacentes de estos cambios están relacionadas con factores como la progresión natural de la enfermedad, la cirugía y el estrés relacionado con la hospitalización posoperatoria. La fisioterapia, la comunicación médica estrecha y la adaptación al entorno de vida son herramientas fundamentales para el tratamiento a largo plazo de los pacientes con tumores como el glioma.

Radioterapia

La radioterapia implica el uso de haces de alta energía (es decir, radiación de haz externo) que causan daño y destruyen las células cancerosas (figura 2). Se realiza con mayor frecuencia después de la cirugía, especialmente en casos de glioma de alto grado. Además, se puede utilizar para tratar gliomas recurrentes o gliomas ubicados en áreas del cerebro de alto riesgo que no son susceptibles de extirpación quirúrgica segura.

Existen diferentes tipos de radioterapias. Para tratar los gliomas, utilizamos radioterapia conformada tridimensional, radioterapia de intensidad modulada y, en raras ocasiones, radiocirugía estereotáxica. Todos siguen el mismo principio de enviar rayos de radiación de alta energía a una ubicación definida con precisión. La principal variación entre ellos es el tamaño de los haces y la cantidad de energía entregada. El equipo sanitario determinará el tipo de radiación específico y la frecuencia del tratamiento según el tumor y las características del paciente.


                                        
                                            Figura 2: ejemplo de procedimiento de radioterapia

Figura 2: ejemplo de procedimiento de radioterapia

Los pacientes pueden recibir una sesión de radiación y regresar a casa inmediatamente después. Después del procedimiento, es seguro para el paciente estar cerca de otras personas. La terapia no es dolorosa y dura entre unos minutos y una hora. El equipo de atención médica se asegurará de que el paciente se sienta cómodo durante el procedimiento. Los efectos secundarios posteriores a la radiación dependen de la dosis, el horario y el método de administración.

Inicialmente, semanas después del procedimiento, los pacientes pueden sentirse fatigados y tener dolor y/o cambios en la piel cerca del sitio de radiación. Generalmente estos efectos secundarios iniciales desaparecen. Sin embargo, meses después de la terapia, pueden haber cambios en la visión debido a la opacidad del cristalino de los ojos, pérdida de audición y pérdida de memoria.

Después de completar la radioterapia, el equipo de atención médica realiza un seguimiento de los pacientes. Los gliomas pueden reaparecer después de la radiación. Se realizan pruebas clínicas y de imágenes cada 3 a 6 meses para monitorear el progreso y garantizar la detección temprana de la recurrencia del glioma para establecer un plan de tratamiento posterior.

Quimioterapia y manejo médico

La quimioterapia y el tratamiento médico se pueden utilizar junto con la cirugía para tratar los gliomas. Funciona destruyendo las células que se dividen rápidamente. Los tumores suelen estar formados por diferentes tipos de células que se ven afectadas de forma diferente por medicamentos específicos.

Antes de comenzar un régimen de quimioterapia, los pacientes son evaluados por un equipo multidisciplinario que planificará un régimen de tratamiento cuidadosamente personalizado. Los medicamentos de quimioterapia pueden tragarse en forma de pastillas o inyectarse en una vena. Los regímenes de tratamiento varían y a menudo ocurren en fases con descansos programados para permitir la recuperación del paciente.

Los medicamentos de quimioterapia comúnmente recetados son temozolamida y bevacizumab. Actúan bloqueando el ciclo celular y, por tanto, el crecimiento celular. Los efectos secundarios de la quimioterapia pueden estar relacionados con la acción de los medicamentos o como resultado de otros tratamientos. Los efectos secundarios comunes a corto plazo incluyen caída del cabello, náuseas, fatiga, hemorragias nasales, erupciones cutáneas y un sistema inmunológico débil.

Los efectos secundarios a largo plazo son variables y dependen de varios factores. Pueden ocurrir cambios de personalidad y pérdida de memoria, pero no siempre están asociados con el tratamiento. El equipo de atención médica recorrerá el proceso con el paciente para brindarle todas las herramientas necesarias para optimizar los resultados. El éxito de la quimioterapia depende de varios factores como el tumor y las características del paciente, el tipo y duración del tratamiento y la respuesta a los tratamientos iniciales.

Observación

Se puede considerar la observación en los casos en que el tumor es relativamente pequeño y asintomático, parece benigno en la resonancia magnética o está ubicado en áreas de alto riesgo donde la realización de una cirugía puede poner en riesgo las estructuras vitales y la función del paciente. Cuando la observación es la estrategia de tratamiento seleccionada, es fundamental enfatizar la importancia de las visitas de seguimiento periódicas con estudios de imágenes seriados. Es posible que sea necesario un procedimiento de biopsia para confirmar la patología antes de seleccionar la observación.

Se recomiendan imágenes de seguimiento al menos cada 6 o 12 meses. Si el tumor o los síntomas cambian durante los seguimientos, se revisará la decisión de tratamiento y se le ofrecerá al paciente un nuevo plan. No existe un tipo específico de glioma que sea más adecuado para la observación. En general, los gliomas pequeños de bajo grado crecen lentamente, lo que los convierte en buenos candidatos para la observación.

Sin embargo, los tumores de alto grado que crecen más rápido rara vez se pueden tratar también con observación si existe una posibilidad significativa de complicaciones potencialmente mortales relacionadas con su extirpación quirúrgica. Cada paciente y tumor es único. La decisión de observar o elegir un paradigma de tratamiento específico se toma equilibrando los riesgos y beneficios para maximizar la calidad de vida del paciente.

En resumen, existen varias opciones de tratamiento disponibles para controlar los gliomas. Las características basales del paciente y del tumor son puntos de partida esenciales para la selección del tratamiento. La cirugía es el abordaje inicial más común. La radioterapia sigue a la cirugía para optimizar el control del tumor. La quimioterapia es muy específica y puede utilizarse junto con otros tratamientos.

La observación y el seguimiento estrecho pueden ser la mejor opción de tratamiento para casos raros y específicos. El tratamiento de los gliomas puede resultar un desafío para los pacientes y los proveedores de atención médica. La comunicación estrecha, el trabajo en equipo y la confianza entre el paciente y los proveedores de atención médica son fundamentales para optimizar los resultados del tratamiento.

Conclusiones clave

  • El tratamiento del glioma depende de las características del tumor (es decir, tipo, tamaño, grado y ubicación) y del estado inicial del paciente (es decir, edad, salud y preferencias personales).
  • En la mayoría de los casos, la cirugía es el primer tratamiento. Sin embargo, la extirpación significativa del tumor puede ser un desafío cuando es difícil alcanzar el tumor o está cerca de estructuras vitales.
  • La radioterapia intenta controlar las células tumorales con altas dosis de radiación. Está programada para apuntar con precisión a una ubicación deseada.
  • La quimioterapia puede ser oral o intravenosa. Utiliza medicamentos para eliminar las células tumorales. El régimen de tratamiento es específico para cada tumor.
  • La observación requiere un estrecho seguimiento clínico y por imágenes. Si está indicado, el plan de tratamiento puede revisarse y modificarse.

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